Los gobiernos de diferentes estados suelen sacar proposiciones de ley de cuando en cuando, a veces prosperan, otras veces no, sobre el tema de la prostitución. Un asunto espinoso de encarar para ellos y para el mundo en general dado que no se ha asimilado sino que se ha tratado o bien apartarlo de la vista o bien prohibirlo , que a fin de cuentas es lo mismo.
En algunos casos estas leyes terminan produciendo más confusión que otra cosa ya que no se aclara la distinción entre prostitución o bien trabajador-ra sexual y trata humana. Son dos cosas bien diferentes ya que la última habla del comercio de seres humanos así como existen mafias que obligan a personas a prostituirse al igual que a trabajar en otras cosas así siguiendo.
Una trabajadora sexual puede ser de libre elección y ahí no debe de existir delito, sería un error grave castigar esa actividad así como imponer multas al cliente y al arrendador del piso donde están
ubicadas estas personas.
Es más debería de existir una protección para estas mujeres que ejercen libremente su oficio como ya lo hay en algunos estados pero son muy pocos.
Con este tipo de leyes lo único que se consigue es denostar aún mas la situación de estas personas declarando en el mismo cuerpo de esta normativa de que no hemos entendido nada acerca de nosotros mismos y de que estamos dominados por nuestros prejuicios y sólo sabemos reprimir cuando todos ocultamos algo. Precisamente quien más ataca es el que más oculta y no quiere que se le vean sus vergüenzas ya que todos las tenemos.
Autor: Jesús Antonio Fernández