Si no fuera por la pensión de Luis Jiménez, dos de sus tres hijos, su
nuera y tres de sus cinco nietos no podrían subsistir. Desde hace dos
años este octogenario cubre el pago de los gastos del hogar con los
1.080 euros ($ 1.334,98) que percibe cada mes. Seis bocas más que
alimentar con el dinero de la jubilación y los ahorros de toda la vida
debido a la crisis económica.
La crisis económica ha empujado a millones de españoles a la pobreza |
La debacle económica española ha colocado a
este anciano y a su familia en una situación de pobreza extrema la que
intentan, con dificultad, hacer frente. Su problemática es hoy moneda
corriente: personas de entre 65 a 75 años de edad que se han visto
abocadas a alojar nuevamente en sus domicilios a sus hijos en desempleo.
Uno
de estos días, Luis Jiménez arrastra el carrito semivacío de la compra
en el madrileño mercado de Mostenses. Luce algo avergonzado. Mira
precios, los más bajos. Ni carne ni pollo. Demasiado caros. Es fin de
mes y ya no hay presupuesto.
La crisis española ha
provocado una caída récord en ventas al por menor. Estas bajaron un 9,8%
en abril pasado sobre una base ajustada por temporada. La caída fue más
del doble del descenso del 3,8% registrado en marzo, reporta el
Instituto Nacional de Estadística (INE).
La actual situación de
España ha obligado a miles de españoles a variar sus hábitos de compra,
que en el último año llegan a un 81%, con cambios que apuntan al ahorro
en el ocio fuera de casa o en la compra de alimentos más baratos, señala
un estudio presentado el mes pasado por la empresa de servicios de
información e investigación de mercados Nielsen.
Los cambios
incluyen comprar más pollo en lugar de pescado fresco y jamón serrano,
más vegetales. Remendar la ropa o arreglar el calzado antes que
comprarlos nuevos, indica el INE.
La crisis también toca
duramente a los migrantes. “El mejor termómetro de la crisis en la
población migrante son los parques”, comenta Miguel Ángel Méndez,
propietario de un puesto de comida. Los desocupados agotan las horas en
los espacios verdes.
Unas 600 personas acuden cada jornada al centro de la Obra Social Santa
María Josefa. Las solicitudes de ayuda se acumulan. Las entidades no dan
abasto. En España, las familias que disponen de unos ingresos
inferiores a 628 euros ($ 780,51) están catalogadas por debajo del
umbral de la pobreza. De los dos millones de personas a los que la Cruz
Roja presta servicios sociales, ocho de cada diez se ubican debajo de
ese índice.
En un andén del metro de Madrid, una mujer menuda,
con los ojos enrojecidos, cuenta que lleva un año enviando currículos.
Nadie la llama. Era comerciante, pero quebró. La desahuciaron hace poco
más de un año. Pronuncia la palabra suicidio y su interlocutora solo
atina a estrecharla en sus brazos. Ambas lloran. Es el retrato social de
un país en quiebra.
“Si no tienes trabajo, no te quiere nadie”,
repite Francisco Gómez con voz temblorosa, a la salida de una oficina
de empleo. Lleva cuatro años en el paro. A César Franco lo despidieron
hace un año, cuando el local de Telepizza, en el que laboraba, redujo la
facturación a la mitad.
La prestación por desempleo no alcanza
para pagar la hipoteca. Teme acabar en la calle, como muchos. Su vida,
como la del resto de españoles, no es igual desde que la miseria empezó a
extenderse por el país.
En Barcelona, Aquilino Ramos, empleado
del Bar Restaurante Xavier, situado en la calle Numancia, cuenta que
tiene trabajo, pero vive la crisis de un modo particular. Afirma que la
actividad en el negocio ha caído en el 70%. “Antes el consumo de un
cliente era de 6 o 7 euros, ahora es de 1,50 o 3”, dice, luego de
explicar que mucha gente se limita a tomar un café.
Hace dos años en el Bar Xavier trabajaban cuatro personas, pero hoy la plantilla está compuesta por dos empleados.
Mientras
tanto, en Acotex, la patronal del comercio textil, revela que 12.912
tiendas cerraron sus puertas desde el 2006. Y el asunto es que su
previsión para final de año apunta a una caída de las ventas entre un
-2% y un -5% con respecto al 2011.
La palabra crisis es la que
más se escucha por estos días. Se puede elegir: crisis de liquidez,
crisis de deuda, crisis bancaria, crisis económica, crisis de confianza,
crisis inversora, crisis de empleo. España, la última ficha del dominó
en caer víctima de la crisis europea de deuda, las tiene todas.
A
medida de que los problemas crecen, el gobierno del presidente Mariano
Rajoy, que apenas lleva cinco meses en el poder, parece agobiado por el
panorama. La crisis que enfrenta Rajoy la heredó del anterior régimen
dirigido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011). La
debacle económica, social y política empezó en el 2008, después del
estallido de la burbuja inmobiliaria en el país que llevó al inicio de
la crisis bancaria en el 2010.
A esto se sumó el creciente
desempleo; el alto déficit público de los gobiernos autonómicos y
municipales; la corrupción política en varios sectores; el descenso de
la productividad y la competitividad; y la alta dependencia del
petróleo.
Alarmados por la desesperada situación de sus bancos,
los españoles están guardando dinero en el extranjero a ritmo acelerado.
Más de $ 240.000 millones salieron del país desde julio del 2011. La
fuga también incluye a los ricos, que temen hundirse con la crisis.
El
efecto de las noticias de Bankia –nacionalizado el pasado 10 de mayo
(octavo desde la crisis)– con 10 millones de clientes, sobre los
frágiles mercados financieros, fue devastador. Su caída ha generado
dudas sobre la capacidad de España para ayudar a sus bancos, que deben
cubrir 180.000 millones de euros ($ 223.275 millones) en activos
tóxicos, créditos e hipotecas en riesgo de no pagos vinculados al
colapso de la construcción.
“Lo que ha gastado el gobierno
español rescatando los bancos hasta la fecha es un 3% del PIB. Irlanda,
por ejemplo, gastó el 33%”, dice Gayle Allard, economista del IE
Business School, para quien sí está pasando algo, pero no es el
“derrumbe” del sistema español.
Datos de España:
Población: 47’190.493 habitantes.
PIB: $ 1,6 billones.
Desempleo: 5 millones de parados.
Deuda pública: $ 907.802 millones.