La Noche de San Juan

La Noche de San Juan – 24 de junio

La Noche de San Juan es una festividad de origen muy antiguo que suele ir ligada a encender hogueras o fuegos, ligada con las celebraciones en la que se festejaba la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte, cuyo rito principal consiste en encender una hoguera.

La Noche de San Juan se celebra en muchos puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada en España, Portugal, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Estonia y Reino Unido.

La Noche de San Juan está relacionada con antiquísimas tradiciones y leyendas españolas como la Leyenda de la Encantada.

Todos los años, el 23 de junio a las 12 de la noche, se realizan varios rituales para aprovechar las energías mágicas de la noche de San Juan. Pero … ¿de dónde viene esta magia?

Todo se relaciona con San Juan el Bautista y el solsticio del 21 de junio. El 24, se celebra el nacimiento de San Juan, quien preparó a la humanidad para la llegada de Jesús. Su nacimiento ocurrió en una fecha muy cercana a un solsticio (de invierno para el hemisferio sur, y de verano para el hemisferio norte), lo que quiere decir que lo que está en juego son poderosas energías solares actuando en la Tierra.

Rituales de la Noche de San Juan

Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de junio.

Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival y su
principal significado era el de celebrar el instante en el que el Sol se
hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y
mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que
empezaba a decrecer en el solsticio de invierno.

Para conmemorar y al mismo tiempo para atraer su bendición sobre
hombres, animales y campos, se encendían grandes hogueras. Este festival
se lo asocia a rituales destinados a obtener pareja o a conservarla.

Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan,
que se conmemora la víspera del 24 de Junio, pero todos giran en torno a
la glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por
excelencia.

Realmente la noche del solsticio es la del 21 de junio aunque la Iglesia la ha adaptado a la festividad de San Juan, que es el 24 de junio.

De igual forma, la presencia del agua es uno de los grandes
símbolos de las celebraciones de San Juan que parece no tenerse en tanta
consideración y que sin embargo, es una parte esencial de numerosos
ritos de esta festividad.

El apelativo de “Verbena” a esta fiesta se lo dio por la costumbre
practicada en algunos lugares por las jóvenes casaderas de ir a recoger
verbena a las doce de la noche en la víspera de San Juan, creyendo que
con ello conseguirían el amor del hombre deseado por su corazón.

Otra de la creencias era que la pareja que saltaba unida la hoguera conseguía felicidad y buena fortuna.

Otra de las tantas costumbres es aquella en que las jóvenes
arrojan guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las
llamas y ellos deben recogerlas antes de que caigan al fuego.

Las
guirnaldas se guardan como talismanes de buena fortuna y,
ocasionalmente, se quemaba alguna cinta en el hogar para procurar
protección de sus habitantes y animales.

Algunos grupos para finalizar las ceremonias se introducen entre
las olas, comulgando por un corto tiempo con el mar y recibiendo de él
toda su fuerza.

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